2.04.2005
Durmiendo junto al ataud
La señora abuela de Carmillita pereció el 2 de febrero del 2005, cuatro meses después que su esposo. Una muerte que nadie predijo pronta.
Carmillita una mujer que no se deja sorprender por los azares del destino, esta vez se vio mas que sorprendida.
La señora abuela de Carmilla no era una mujer precisamente de esas que merezcan un derroche de lágrimas. Sin embargo Carmilla lloró por ella.
Un féretro café, con arreglos color dorado a los lados, flores de muchos colores y tamaños alrededor, era lo que acompañaba a la mujer. Dentro de un cuarto de madera murmurante y melancólico.
Carmillita como siempre en su posición de observadora, miró a su alrededor para analizar su contexto; encontró tantas cosas que le sorprendieron, por ejemplo: Dos hombres que hablaban de cuanto dinero ganaban en sus trabajos, una mujer que se ofrece a rezar el rosario sin saber hacerlo y dos jóvenes seduciéndose en un sillón.
Carmillita sacó de su bolsillo izquierdo del chaleco blanco, ese que últimamente no se quita, un aparato que escupe música. Colocó en sus oídos un par de chicharitos y se fundió en la escena con piezas del disco de réquiem for a dream.
En su mente aun no podía creer que la mujer que se encontraba dentro de la caja era su abuela. El transcurso de las horas y los diversos rezos llevaron a Carmilla a una psicosis nerviosa, para contrarrestar los síntomas nerviosos de vez en vez salía a fumarse un cigarro, platicaba con su familia y bebía te de manzanilla.
Finalmente la noche cumplió su cometido y casi todos abandonaron la sala. Carmilla pensó seriamente en tomar sus cosas e irse a dormir a su casa, sin embargo traicionó a su mente y decidió pasar la noche junto al féretro.
Cuando las únicas personas en la sala eran parentela cercana a Carmilla, pidió permiso a una de sus tías de abrir la caja para ver a su abuela por última vez. Removió los arreglos que estorbaban su paso, caminó tambaleante, abrió la caja y vio a su abuela dentro; aun así Carmillita no podía creer que estaba muerta, era la imagen de una persona dormida, con la lengua un poco de fuera, pero al fin y al cabo dormida.
Carmilla cerró el féretro, se sentó en el sillón de enfrente, cubrió sus piernas con una manta, se conectó los chicharitos de nuevo y se dispuso a olvidar…
Carmilla Hash Davenport
Carmillita una mujer que no se deja sorprender por los azares del destino, esta vez se vio mas que sorprendida.
La señora abuela de Carmilla no era una mujer precisamente de esas que merezcan un derroche de lágrimas. Sin embargo Carmilla lloró por ella.
Un féretro café, con arreglos color dorado a los lados, flores de muchos colores y tamaños alrededor, era lo que acompañaba a la mujer. Dentro de un cuarto de madera murmurante y melancólico.
Carmillita como siempre en su posición de observadora, miró a su alrededor para analizar su contexto; encontró tantas cosas que le sorprendieron, por ejemplo: Dos hombres que hablaban de cuanto dinero ganaban en sus trabajos, una mujer que se ofrece a rezar el rosario sin saber hacerlo y dos jóvenes seduciéndose en un sillón.
Carmillita sacó de su bolsillo izquierdo del chaleco blanco, ese que últimamente no se quita, un aparato que escupe música. Colocó en sus oídos un par de chicharitos y se fundió en la escena con piezas del disco de réquiem for a dream.
En su mente aun no podía creer que la mujer que se encontraba dentro de la caja era su abuela. El transcurso de las horas y los diversos rezos llevaron a Carmilla a una psicosis nerviosa, para contrarrestar los síntomas nerviosos de vez en vez salía a fumarse un cigarro, platicaba con su familia y bebía te de manzanilla.
Finalmente la noche cumplió su cometido y casi todos abandonaron la sala. Carmilla pensó seriamente en tomar sus cosas e irse a dormir a su casa, sin embargo traicionó a su mente y decidió pasar la noche junto al féretro.
Cuando las únicas personas en la sala eran parentela cercana a Carmilla, pidió permiso a una de sus tías de abrir la caja para ver a su abuela por última vez. Removió los arreglos que estorbaban su paso, caminó tambaleante, abrió la caja y vio a su abuela dentro; aun así Carmillita no podía creer que estaba muerta, era la imagen de una persona dormida, con la lengua un poco de fuera, pero al fin y al cabo dormida.
Carmilla cerró el féretro, se sentó en el sillón de enfrente, cubrió sus piernas con una manta, se conectó los chicharitos de nuevo y se dispuso a olvidar…
Carmilla Hash Davenport
Comments:
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// olvidar, cuando se debe. y seguir con el juego de la vida, que es lo que nos compete. ese otro sueño ya nos habrá de llegar a cada uno. //
Lamento mucho escuchar eso.
Por favor, hágale saber a la Srita. Carmillita que si necesita cualquier cosa, puede contar conmigo...
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